Hay momentos en tu vida que suponen un antes y un después. Decisiones que marcan tu futuro, que destrozan prejuicios y abren nuevos caminos.
 
Llevamos muchos años trabajando con fábricas de este legendario país. Habíamos tratado con ellos de muchas maneras, tanto por videollamadas como por innumerables conversaciones en WeChat que en muchas ocasiones se enrocaban por malentendidos derivados de la complejidad que supone para ellos hablar en inglés, y para nosotros entender especificaciones de producción que durante mucho tiempo no comprendimos.

Este viaje ha sido revelador en muchos aspectos.


¿Cuántas veces habrás oído hablar de esto? “Los chinos son un peligro para la economía mundial porque producen baratijas por un cuenco de arroz”.

Este discurso eurocentrista no nos ha hecho ningún bien.
A nosotros nos ha costado tiempo darnos cuenta de la realidad, y en cierto modo vivíamos contaminados con esta información. No ha sido hasta que hemos visitado el país cuando hemos podido darnos cuenta de la situación real que allí se da.
 
Brillante para ellos, por cierto.

Iniciamos el viaje con el plan de visitar las 6 fábricas que trabajan con nosotros fabricando nuestros productos. Fuimos a las ciudades de Shenzhen, Guangzhou, Zhangzhou, Chaozhou, y Jieyang.
 
Miles de kilómetros en trayectos en esos 7 días de aventura para asegurarnos de que la producción se realiza tal y cómo queremos.

¿Qué hemos ido a ver durante estos días?


En este momento tenemos dos retos principales por delante, que guían toda nuestra estrategia tanto a nivel de producciones actuales como de colecciones futuras.

El primer reto que enfrentábamos estos días era el de comprobar que los nuevos materiales, y certificados de sostenibilidad y durabilidad merecían la pena.

Hace años tuvimos algunos problemas de calidad con las primeras producciones que fuimos solventando, hasta el punto en que ahora no sale ningún producto de fábrica sin pasar por una serie de requisitos y control de calidad que establecimos nosotros mismos con los responsables de produccion de las líneas en fábrica.
 
Esto ha sido un grandísimo avance.

Por otro lado, el segundo reto era el de comprobar que las condiciones de trabajo y de gestión de residuos que se nos habían vendido eran ciertas.
 
Para nosotros, como empresa socialmente responsable, es fundamental que esto sea una realidad que podamos comunicar para que nuestros clientes sientan que de verdad están siendo partícipes de una aventura que mira con detalle estos eventos dentro de su cadena de valor.


Hemos alucinado con esto.


Directamente no hay diferencias entre una fábrica en España (estuvimos en varias en la Comunidad Valenciana) y una fábrica en China. Las condiciones son las mismas, pero consiguen ser más rápidos y más eficientes en costes porque directamente tienen más recursos, mejor tecnología, y la saben aplicar.

Dicho esto, podemos decir abiertamente que estamos realmente orgullosos de producir allí una gran parte de nuestros productos.


Misión cumplida.


Traemos lo que queríamos: la convicción de que estamos siguiendo el camino correcto, mejorando día a día para que podáis recibir en casa productos con la mayor calidad posible.
 
Productos que duren.
 
Que duren mucho.
 
Esa es la verdadera sostenibilidad.

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